MÉXICO MI AMOR,
NUNCA MIRES ATRÁS

Las promesas incumplidas trazan la topografía espectral de un “crimen cometido en común”: el proyecto de una nación construida sobre fantasmas coloniales que, a lo largo de los siglos, ha producido una “arquitectura bárbara y terrorífica”, cimentada sobre proyectos emancipatorios cancelados, la destrucción capitalista de modos de vida y la reciente instauración de una “necropolítica” como “definición “ de la función del Estado.

La pieza México mi amor, nunca mires atrás forma parte de un proyecto más amplio, llamado  Estado Fallido, con el que Teatro Ojo busca señalar “zonas de disturbio”, entendidas como las ruinas que nos ayudan a configurar la constelación de la fallida modernidad de un Estado. Nuestra intención ha sido –en palabras de Jacques Lacan– ensayar un “arte que agujere”. Y a través de esos agujeros, hacer ver: lo que por demasiado visto soslayamos, lo que consciente o inconscientemente pactamos velar, lo que olvidamos. También lo que no es visible, porque falta, porque desapareció. Entonces la obra exhibe la ausencia, muestra los agujeros de la memoria, vuelve a tensar ese espacio perceptible que llamamos realidad. La ruina es un “menos objeto” con  un “más de memoria”. Si avanzamos hasta la ruina que ya no está, es decir, la que desapareció totalmente o que incluso nunca existió, estamos frente a un espectro, pura memoria. Inserta -inevitable, fatalmente- en ese marco, esta pieza se erige en la promesa de llegar a ser un proceso melancólico acompañado.

mexico mi amor